Anselmo Martínez Treceño, nos trae una nueva entrega del 'Rincón de los Refranes', la actualidad vista como siempre bajo su óptica irónica y amenizada con dichos y refranes populares. En este caso, tratará temas tan variados como el problema de los combustibles y las emisiones CO2 y las últimas polémicas con Gibraltar.

El problema de los combustibles y las emisiones de CO2 es una incógnita, pero si volvemos un poco la vista atrás podemos sacar alguna conclusión que, aunque sin certeza, es cuando menos curiosa.
Recuerdo cuando tener un coche de gasoil era un chollo. Además de gastar menos combustible por kilómetro recorrido, el precio venía siendo sobre la mitad que la gasolina, lo que provocó que el parque automovilístico de coches de gasoil se disparara. ¿Qué consecuencias tuvo? Que poco a poco el gasoil se equiparó en precio con la gasolina.
Ahora el chollo parece ser que va a ser el coche eléctrico. ¿Y qué está pasando?, pues que la electricidad se va a poner a un precio que cargar las baterías va a costar casi como llenar el depósito de gasolina.
En cuanto a la contaminación; si a esto añadimos las materias primas necesarias para la millonada de baterías que se van a tener que fabricar, y la posible vuelta a la utilización de carbón para producir electricidad, podemos sacar la conclusión de que lo que importa no es el bolsillo de los automovilistas, ni la ecología, sino que todo es una patraña para que los automóviles sigan alimentando a los estados y en muchos casos a sus exrepresentantes. “Lo que se da en llamar ahora puertas giratorias”.
Con estos mimbres podemos imaginar que cuando la gran mayoría tengamos paneles solares y molinillos de viento para autoabastecernos, se inventarán algún subterfugio para que al final el Estado y los interesados en girar las puertas no pierdan un ápice de su recaudación. Vamos, que tiremos por donde tiremos el final será el mismo. Como decían los Gallegos: en los tiempos en que se acudía con frecuencia a utilizar los servicio de los molinos, “Cambiarás de muiñeiro, pero non de ladrón”.
Cambiando de tema, tampoco sé si es cierto el que nuestros vecinos gibraltareños estén construyendo urbanizaciones en aguas españolas, y que los marroquíes, en consorcio con empresas judías, vayan a buscar el petróleo en aguas canarias, del que por problemas ecológicos nosotros decidimos no hacerlo. Como con tanto Ministerio no sé a cuál competería arreglar estos sucesos, viendo los aliados que nos van quedando en caso de conflicto diplomático y sabiendo que: “Donde fuerza viene, derecho se pierde”, tal vez sería mejor tratar de llegar a acuerdos comerciales con ambos dos. Con los gibraltareños por ejemplo, conseguir que al menos nos paguen el “IBI” de las viviendas y locales que edifiquen en nuestra aguas y con el consorcio judeo-marroquí, si se llegan a hacer las prospecciones y aparece algo de gas y petróleo, pues que nos cedan un porcentaje sobre el mismo, como dice el refranero: “Algo es algo dijo el calvo y se encontró un peine sin púas”.
Para terminar solo quiero comentar las narices que tiene que con el gobierno más grande en cuanto a número de ministros de la Historia reciente, no haya ningún departamento que se atreva a asumir las responsabilidades para coordinar medidas contra este bicho maldito, del que por cierto aún no sabemos de dónde salió.
La verdad es que los países se pueden desintegrar de muchas formas, pero el abandono de responsabilidades por parte de sus dirigentes es un buen abono para ello.