Anselmo Martínez Treceño, nos trae una nueva entrega del 'Rincón de los Refranes', la actualidad vista como siempre bajo su óptica irónica y amenizada con dichos y refranes populares. En este caso, tratará un tema de plena actualidad como la sequía que estamos padeciendo y la guerra del agua, para terminar también tocando la polémica de Eurovisión.

Quiero empezar este Rincón trayendo un recuerdo para el que a mi parecer ha sido el mejor extremo izquierdo de todos los tiempos, Paco Gento, que con los apodos de “La Galerna del Cantábrico” y “La Bala Blanca” es el único futbolista con 6 copas de Europa en su palmarés. Los fotógrafos de pie de campo tenían que protegerse pues con su velocidad a veces no frenaba a tiempo y se los llevaba por delante. Podríamos decir de él que era: “Tan rápido como un bulo en redes sociales”. Descanse en paz tan gran futbolista.
A lo que vamos, he brujuleado por “el Internet” y me encuentro con que los pantanos de Madrid se construyeron en su mayoría entre 1965 y 1975. En concreto en esta década, el 77 por ciento del total de los 1060 Hm cúbicos que tenemos.
En 1975, cuando se acabó el de Valmayor, estos pantanos estaban pensados para abastecer una población de poco más de 3.000.000 de personas, que vivían en casas que como norma tenían un solo servicio y la costumbre de ducha diaria todavía no estaba generalizada. Creo que el Canal de Isabel II debería plantearse que con esta misma capacidad, va a ser difícil abastecer a toda la Comunidad de Madrid, que es el doble, además de infinidad de casas con dos servicios, la ducha diaria más extendida que antaño y el gran aumento, a mi parecer innecesario, de superficie de césped y piscinas.
Si a esto le sumamos la infinidad de proyectos para que Madrid siga creciendo, creo que no estaría de más que alguna lumbrera fuese pensando en la forma de ampliar la capacidad de recogida de agua de lluvia, pues por mucho que se diga sobre las aguas subterráneas, lo cierto es que en cuanto deja de llover se empieza a hablar de sequía.
Para más INRI tenemos que añadir la gran solidaridad de la España húmeda, donde prefieren tirar el agua al mar y estar sometidos a daños por inundaciones, que proporcionar agua a sus vecinos de la España seca. No deben saber que: “El agua y la candela a nadie se le niega”, y esperemos que no estén pensando: “Ya pedirán agua y les daremos polvorones”.
¿Alguien se imagina que los países que tienen en sus manos las fuentes de energía, como petróleo y gas, hiciesen lo mismo que nuestros paisanos de norte con el agua? Estaríamos con el gasógeno y peleándonos por la leña.
La solución no sé cuál podría ser. Pero si para gobernar se sigue dependiendo de los solidarios del norte, que no están dispuestos a pasarnos ni el agua que les sobra sin perjudicar el medio ambiente, y hacer pantanos atenta contra las leyes de memoria, aparte de la grima que produciría su inauguración, habrá que pensar tal vez en hacer de doble dirección el trasvase del Tajo y con un ramal y motores traer agua desalada del mar. Y no sería malo ir educando sobre la no necesidad de mantos vegetales tipo césped con fines decorativos, ducharse solo cuando sea necesario y tal vez cerrar las piscinas de particulares.
Cambiando de tema, sobre la elección de la canción que representará a TVE en Eurovisión, no puedo entender cómo el afán de intervencionismo de algunos políticos puede llegar hasta querer cambiar a posteriori las reglas de un concurso porque a ciertos sectores les parece que no ha ganado el candidato que ellos querían. No podía imaginarme que un festival de música podría crear a nuestros representantes políticos y sindicales tantos problemas como para llegar a proponer su discusión en el Congreso.
Y ya para terminar y rematar la faena, nunca mejor dicho, entre el numerito de Benidorm y el “numerón” de la convalidación de la ley sobre la no derogación de la reforma laboral, sólo quiero comentar que cada vez se va pareciendo más nuestro parlamento a una “jaula de grillos”, aunque un poco más caro de mantener. Si de verdad tenemos en el parlamento los representantes que nos merecemos, qué mal andamos.